Ágape
Me identifico como afroperuano y reconozco con gratitud mis raíces indígenas amazónicas y su sabiduría orientada al buen vivir. Desde muy joven decidí formarme, tanto académica como personalmente, para comprender cómo opera el sistema global. En este camino, he llegado a la convicción de que solo el amor puede transformar nuestras sociedades, sanar nuestras heridas colectivas y guiar una acción política verdaderamente ética y humana.
Hoy ofrendo mi vida al servicio y cuidado de mis hermanas y hermanos, siempre con el corazón abierto y movido por el amor incondicional y desinteresado (ágape), como principio político, espiritual y ético.
Para mí, el amor no es únicamente un sentimiento: es una ética encarnada, una decisión profundamente política y una fuerza capaz de revolucionarlo todo. Nadie puede dar lo que no ha cultivado en sí; por eso, estoy convencido de que el verdadero liderazgo político surge del autoconocimiento, la transformación interior y la coherencia del alma.
Creo en una política humanista y consciente, basada en la transparencia y el cuidado del semejante, donde la dignidad humana y el bien común prevalezcan sobre el egoísmo, el utilitarismo y el poder por el poder.

